Otra raya mas para el tigre
por Kevin Harrington-Shelton
Como bienvenida, para que el nuevo embajador norteamericano interesado en ayudar al presidente Juan Carlos Varela a promover la transparencia y prevenir la corrupción, comprenda las sutilezas de una corrupcion política enquistada en nuestra Corte Suprema, “Crítica” publica hoy cómo, TRAS DIEZ AÑOS, un Pleno descarta de su “Baúl de Pitcher a Catcher” una acusación por extorsión contra el actual Alcalde de Panamá, (otro) José I. Blandón.
Aunque van DOS AÑOS desde que ya no tiene competencia sobre él la Corte — porque el licenciado Blandón ya no es diputado y efectivamente sí correspondía darle traslado al tribunal encargado de procesar alcaldes.
Aunque, si se hubiese trasladado hace dos años como supondría una justicia pronta y cumplida, no habría prescrito esa acción…..
Pero ese no es el meollo del problema.
La baja-calidad de nuestra Justicia nos hace atractivo para que toda suerte de sinvergüenzas internacionales graviten hacia Panamá, para ampararse aquí bajo un sistema estructurado intencionadamente para garantizar impunidad a quienes puedan cebar a los operarios de nuestro derecho. (“Cowl effect”)
Aunque “Crítica” repasa demasiado superficialmente lo medular del problema.
Ejemplo.
Cuando PYCSA Panamá, S.A. interpuso ante el Ministerio Público su denuncia por extorsión contra ambos integrantes del bufete Blandón & Young –sin el conocimiento (ni consentimiento) de su Administrador Judicial– la entonces Procuradora Ana Matilde Gómez optó por NO consultar la “division” de dicha denuncia, que hubiera sido lo legal y lo lógico.
Como resultado, ambos socios fueron a dar a la Corte Suprema juntos. Donde esperaron cómodamente la prescripción del caso.
En la peculiar moral del “de pitcher a catcher” –avalado por el silencio cómplice de todo(a) diputado(a) que no rompa-grupo al respecto– al otrora diputado Blandón sí le “correspondía” esa jurisdicción. Pero, al licenciado Herbert Young, no.
Y éste NO es el UNICO contubernio que aún queda en el Baúl de Pitcher a Catcher en el Palacio de los Ñeques.
El mensaje que todo esto envía a los malhechores (locales ó internacionales) es claro: antes de delinquir, ¡asóciese con un diputado!
Mr. Ambassador: WELCOME TO PANAMA!
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