La Concertación. Foto por MIDES.
Las propuestas de la “Concertación” carecen de legitimidad
por el Polo Ciudadano
El Consejo de la Concertación Nacional carece de legitimidad para reformar la Constitución Política de Panamá. La mal llamada “Concertación” es un organismo nombrado de a dedo para avalar las políticas de los gobiernos de turno revistiéndolas de una falsa apariencia de “consulta”.
La “Concertación” no ha sido electa por el pueblo, por ende, carece del principio de la representación. La “Concertación” tampoco ha recibido mandato popular para reformar la Constitución Nacional, por eso carece de representación y legitimidad.
En esta jugada antidemocrática participan: los grandes grupos económicos poderosos que se asocian en el Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP), cuyo vocero en la “Concertación” es el empresario Enrique de Obarrio, personaje de estirpe oligárquica; los desprestigiados partidos políticos tradicionales, encabezados por el PRD y Panameñismo, respaldados por Cambio Democrático; algunos sectores de la burocracia sindical; el gobierno saliente de Juan C. Varela; y el gobierno entrante de Laurentino Nito Cortizo, quien ha decidido dar por bueno todo lo actuado por este ente.
La jugada antidemocrática para reformar la Constitución, sin convocar la Asamblea Nacional Constituyente, usando esta entidad mal llamada “Concertación”, como nuevo mecanismo al habitual, es que la actual Asamblea Legislativa está quemada de múltiples escándalos de corrupción. Tratando así, de ganar la legitimidad para un proyecto como este, que de hecho, si pasaba por la Asamblea nacería desprestigiado. Por lo que se ha recurrido a un organismo dedocrático que el pueblo no conoce, ni sabía de su existencia: la mal llamada “Concertación”.
Los sectores del poder político y económico que están detrás de esta manipulación antidemocrática, buscan imponer algunos nuevos parches a la Constitución Política, que sirvan para engañar a la ciudadanía haciéndole creer que toda la corruptela antipopular del régimen se va a superar con algunas reformas burocráticas y cosméticas como un traje a la medida de los proponentes y del nuevo gobierno.
“Cambiar algo, para que nada cambie” en el fondo, en el típico gatopardismo de la política panameña, para seguir controlando los poderes del estado, enriquecerse a costa de las finanzas públicas y continuar sacrificando al pueblo panameño a costa de sus derechos humanos, económicos y sociales.
Por eso, desde el Polo Ciudadano, rechazamos esta nueva y burda maniobra antidemocrática y continuamos exigiendo una Asamblea Nacional Constituyente originaria, electa con garantías democráticas para que el pueblo ponga a sus verdaderos representantes en la función constitutiva mediante el voto. Lo cual exige un método de elección que no puede ser el del fraudulento Código Electoral actual o cualquier otra maniobra ilegitima o dedocrática del gobierno entrante.