Manifestación estudiantil, 1947.
¿Por qué se celebra el Día del Estudiante?
por Olmedo Beluche
Conversando conmigo sobre las tantas plagas que el neoliberalismo y la oligarquía han descargado sobre la educación y el movimiento estudiantil en los últimos años, la educadora que forjó generaciones de institutores y, ella misma nacida del momento más glorioso del movimiento estudiantil panameño, la profesora Diamantina de Calzadilla, me ha sugerido, casi un como un mandato: “hay que explicarle a los jóvenes de ahora cómo surgió la conmemoración del Día del Estudiante”.
Ella me lo decía porque sabe que conozco la biografía de Carlos Calzadilla, uno de los fundadores de la Federación de Estudiantes de Panamá (FEP), gremio que protagonizó incontables gestas de nuestra historia, en particular de la lucha por la soberanía nacional frente al imperialismo yanqui. Existen dos fuentes imprescindibles para conocer la historia de aquel movimiento a través de la biografía de este dirigente popular: “Historia sincera de la República (Siglo XX)” y “Carlos Calzadilla un patriota consecuente”.
El año clave es 1943, en que un soplo de aire fresco fue despejando la bruma del fascismo en Europa, con las derrotas que empezó a sufrir en la Unión Soviética, y una nueva generación de jóvenes impusieron su ímpetu de lucha por la democracia, la autodeterminación de los pueblos, la libertad y el socialismo. La juventud panameña no se quedó atrás y empezó a despejar la modorra tradicionalista de la pequeña ciudad de Panamá, para entrar como actora central de las luchas de las siguientes décadas.
Ese año, empezaban algunos escarceos estudiantiles contra lo que consideraban arbitrariedades de la Dra. Georgina Jiménez de López, primera socióloga panameña, sin que Calzadilla explique en detalle la situación, cuando cayó como una bomba en medio del Instituto Nacional, donde se albergaba la Universidad de Panamá, la noticia de que el apreciado profesor Felipe Juan Escobar, había sido destituido por órdenes del presidente de la república Ricardo Adolfo de la Guardia “porque le negó un saludo”.
Había un precedente: el presidente Arnulfo Arias M., en 1940, había destituido nada menos que al Dr. Octavio Méndez Pereira, fundador de la universidad, aduciendo “motivos personales”. Así que el capricho y la arbitrariedad de los mandatarios en la administración pública era habitual por aquellos tiempos. Pero la generación de 1943, que pasaría a la historia como la Generación de 1947, por su rechazo a los Tratados Filós – Hines, no iba a permitir más ese tipo de abusos. Por lo que se declararon en huelga.
“Nuestra actitud de declararnos en huelga en apoyo al Dr. Escobar, profesor de Derecho Procesal, y de respaldar el principio de estabilidad de los profesores, a nivel secundario y universitario, provocó el atropello dirigido por el ministro de Educación, Víctor F. Goytía, desde el encarcelamiento, destitución de los estudiantes que desempeñaban cargos en el gobierno y la cancelación de las becas de los que gozaban de ese privilegio, si no asistían a clases”.
Pese a la represión, la huelga estudiantil se prolongó por 26 días. La salida que el gobierno buscó, para no desautorizar al presidente restituyendo a Escobar, fue la de conceder la Autonomía y el Cogobierno universitario, mediante un decreto negociado por el asesor del presidente, Diógenes de la Rosa. “Se despojó al Poder Ejecutivo, el derecho a intervenir en el gobierno de la Universidad. El Prof. Escobar fue sacrificado en aras de la estabilidad del profesorado universitario”, dice Calzadilla.
Sobre la base de la experiencia de la huelga siguieron organizados y decidieron conformar un Comité Organizador del gremio estudiantil, coordinando con estudiantes de secundaria. Junto a los estudiantes de la Universidad de Panamá, se sumaron los del Instituto Nacional, el Liceo de Señoritas, Escuela Profesional, el Artes y Oficio, la Normal de Santiago y la Escuela Rural de David.
El 1 de febrero de 1944 se reunieron delegados de todas esas escuelas en lo que sería el Primer Congreso, constituyeron la Federación de Estudiantes de Panamá (aunque el acta de proclamación tiene fecha de 27/3/1944), y eligieron a Federico A. Velásquez como su primer presidente.
“… la FEP que surgió como la mejor escuela de formación cívica. En todas las agrupaciones federadas, se estudiaba, discutía y se lograba a cuerdos para poner un alto a la corrupción, exigir el adecentamiento gubernamental, mejor educación como base en la formación del individuo, mayor atención a la solución de los problemas de los grupos mayoritarios y al rescate de la soberanía nacional y aportar soluciones, producto de los más sanos propósitos” (Calzadilla).
Estas palabras explican bien porque la FEP siempre fue vista como enemigo principal por parte de los gobiernos, quienes procuraron reprimir a sus dirigentes, desacreditarlos o corromperlos. Eso explica lo que se ha venido haciendo en las últimas tres décadas de destrucción sistemática de las asociaciones federadas, de represión, persecución a los dirigentes y expulsión con cualquier excusa de los mismos.
Por eso tratan de cerrar el Instituto Nacional, bajo la administración de Martinelli y la actual. Y por eso están arbitrariamente detenidos un grupo de institutores. Por eso la política del MEDUCA ha sido expulsar a los dirigentes políticos y abrir la puerta de las escuelas a los pandilleros, porque estos último se les maneja con plata.
Al año siguiente de la primera huelga estudiantil, ya organizada la FEP, en septiembre de 1944, el ministro de Educación Víctor F. Goytía, quien en su juventud había sido un dirigente “progre” del Movimiento de Acción Comunal, en un intento fallido por abortar el proceso de organización estudiantil, pretendió imponer un “contrato de matrícula”, por el que los acudientes de los alumnos se comprometían a que éstos no participarían en reuniones de la FEP, ni en asociaciones estudiantiles.
El movimiento respondió organizado con huelgas y movilizaciones forzando la destitución del ministro Goytía junto con su represivo contrato de matricula, justamente el 27 de octubre de 1944.
Lo cual demuestra la capacidad del movimiento estudiantil de unirse y producir grandes transformaciones nacionales, siempre que se convoque por la vía democrática de la participación colectiva mediante asambleas que debatan y acuerden. Como recientemente se hizo en la Universidad de Panamá en la lucha contra el examen de barra de los abogados, superando dos décadas de actuación vanguardista de pequeños grupos de izquierda que realizaban acciones al margen de la masa estudiantil, a la cual menospreciaban o parecían temerle.
De manera que el Día del Estudiante celebra la destitución de un ministro de Educación, así como la derrota de sus medidas represivas, por parte del movimiento estudiantil organizado y movilizado unitariamente, gracias a la gloriosa Federación de Estudiantes de Panamá. Cuatro años después de esta lucha, y un año después de la victoria sobre los Tratados de Bases Militares, Filós – Hines, el secretario general de la FEP, Moisés Pianeta, logró de la Asamblea Nacional oficializar mediante una ley el Día del Estudiante.
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